Por Junior Zapata
Hay muchas cosas en nuestras vidas que nos cuesta controlar. Por eso Dios nos dejó Su Palabra. La Biblia nos da principios básicos que si seguimos, nos ayudan a aprovechar maravillas de cosas como el Internet sin que éstas se conviertan en dañinas.
Acuérdate que básicamente el pecado es algo que es bueno hecho de una forma mala. Así el Internet es una herramienta que Dios ha permitido que tengamos para informarnos, educarnos, comunicarnos, entretenernos y facilitar Su Obra alrededor del mundo. Si usas Especialidades Juveniles, es obvio que estás al tanto de la tecnología y de la cultura contemporánea. Seguramente sabes más del Internet que tus padres. Eso no es malo, es fabuloso. Lo que sucede es que con ese conocimiento, Dios te hace responsable a ti de cómo utilices esta tecnología. Eso involucra tu mente, tu cuerpo, tu tiempo y tus pertenencias.
En la primera carta a los Corintios, Pablo dice que en realidad el podía hacer todo lo que quisiera pero no todo le convenía (1 Corintios 6:12). Es interesante que esto se lo dijo a los que vivían en la ciudad de Corinto porque esta ciudad era como el Internet. Uno podía entrar a la ciudad por muchos lados y de muchas formas y una vez que uno entraba a Corinto, habían muchos lugares para visitar. Algunos buenos, algunos buenísimos y algunos malos.
En algunos lugares de Corinto tu podías caminar tranquilo sin que nadie te molestara y sin que vendedores como salidos del desagüe te ofrecieran cosas que te puedan arruinar. Igualito al Internet. Tu puedes navegar por sitios que bien sabes no son riesgosos. Es seguro navegar por allí y nadie te va a sorprender con alguna oferta torpe. Pablo dijo que tienes la libertad de navegar por donde quieras pero no te conviene navegar por cualquier lado.
Corinto era una ciudad fabulosa. Había escuelas y una gran universidad. Pablo no le dijo a los corintios que no visitaran las escuelas y universidades. Pero les dijo que tuvieran cuidado de que el estudio no los dominara. El Internet es un lugar fabuloso para adquirir información. Debemos usarlo para hacer nuestras tareas y aprender. Pero es importante que no nos dejemos dominar por lo que está publicado allí. Sólo porque la información está en Internet no quiere decir que es verídica. Tienes que discernir.
No era difícil llegar a las escuelas de Corinto sin pasar enfrente de un establecimiento “cuestionable”. Cuando haces una búsqueda, seguramente algo inapropiado va a saltar. Tienes que ser sabio y pedirle fuerzas a Dios para vencer la tentación de curiosear y entrar a esos sitios que te harán daño.
Corinto era famosa porque tenía los mejores “Baños de Vapor”. Eran lugares dónde los hombres podían entrar y “pasar un rato saludable”. La realidad es que no eran saludables. Estos lugares eran prostíbulos disfrazados. La ventaja era la privacidad.
Una de las características del Internet es también la privacidad. Tu puedes estar sólo y visitar sitios inapropiados. Por eso te aconsejo que para evitar la tentación de ver material cuestionable, pídele a tus padres que no te pongan la computadora en el cuarto. La computadora debe estar en un lugar público. Donde haya tránsito y otros puedan ver cómo estás navegando. Eso evitará que caigas en la tentación de visitar sitios que sean dañinos. A menudo, a tu correo entrarán mensajes haciéndote invitaciones para visitar sus sitios. Otras veces te enviarán pornografía para atraer tu atención. Por eso la gran mayoría de proveedores de correo electrónico tienen filtros. Simplemente programa los filtros a tu mayor discreción. Al mismo tiempo, programa otros en tu mente y corazón. Pon un papelito en tu pantalla recordándote que has dispuesto no ensuciar tu mente con material que ofenda a Dios. Recuerda que si bajas pornografía a tu disco duro, es fácil borrarlo. Pero la tecla de “delete” de tu mente no funciona igual a la de tu computador. Lo que metas en tu mente se quedará allí.
En Corinto, había plazas donde la gente se reunía a hablar. Era alegrísimo. El bullicio, las conversaciones. . . ¡Los temas!. Bien sabía Pablo algo del Chat. Uno de tus pasatiempos preferidos en Internet probablemente es ese. Puedes entrar a un cuarto y participar o sólo observar de cualquier conversación y nadie se dará cuenta de lo que tu leíste o escribiste porque entras anónimo. Al ingresar a un Chat, mira a tu lado, Jesús está contigo. Él ve lo que dices y lo que lees. ¿Es honrosa la conversación? Tienes que cuidarte, la Biblia es clara en decir que por el ojo entra el pecado.
Recuerda que en el Chat tu puedes estar emocionada porque estás “hablando” con un apuesto chico de tu edad. Es deportista, tiene dinero, viaja por el mundo y además, te ha enviado una fotografía espectacular. De lo que te has olvidado es que por la misma naturaleza del Chat, es probable que ese “chico” sea un viejo panzón de 50 años, que no ha hecho deporte en 40 y nunca ha salido de su vecindario.
¡Vive en la realidad! Tu corazón es muy valioso para que lo expongas así. Si te encuentras luchando con conversaciones, o sitios de Internet que en tu corazón sabes que no están correctos, habla con Dios. Pídele su protección para tu mente y corazón.
Acuérdate de tu amigo el apóstol Pablo. Puedes hacer lo que quieras en Corinto. Tienes la libertad de visitar los lugares que se te antojen. Pero no todo te conviene. No te conviene porque a cambio de entrar a esos sitios, a cambio de tener esas conversaciones tienes que entregar tu mente y corazón. No vale la pena.
Acuérdate que básicamente el pecado es algo que es bueno hecho de una forma mala. Así el Internet es una herramienta que Dios ha permitido que tengamos para informarnos, educarnos, comunicarnos, entretenernos y facilitar Su Obra alrededor del mundo. Si usas Especialidades Juveniles, es obvio que estás al tanto de la tecnología y de la cultura contemporánea. Seguramente sabes más del Internet que tus padres. Eso no es malo, es fabuloso. Lo que sucede es que con ese conocimiento, Dios te hace responsable a ti de cómo utilices esta tecnología. Eso involucra tu mente, tu cuerpo, tu tiempo y tus pertenencias.
En la primera carta a los Corintios, Pablo dice que en realidad el podía hacer todo lo que quisiera pero no todo le convenía (1 Corintios 6:12). Es interesante que esto se lo dijo a los que vivían en la ciudad de Corinto porque esta ciudad era como el Internet. Uno podía entrar a la ciudad por muchos lados y de muchas formas y una vez que uno entraba a Corinto, habían muchos lugares para visitar. Algunos buenos, algunos buenísimos y algunos malos.
En algunos lugares de Corinto tu podías caminar tranquilo sin que nadie te molestara y sin que vendedores como salidos del desagüe te ofrecieran cosas que te puedan arruinar. Igualito al Internet. Tu puedes navegar por sitios que bien sabes no son riesgosos. Es seguro navegar por allí y nadie te va a sorprender con alguna oferta torpe. Pablo dijo que tienes la libertad de navegar por donde quieras pero no te conviene navegar por cualquier lado.
Corinto era una ciudad fabulosa. Había escuelas y una gran universidad. Pablo no le dijo a los corintios que no visitaran las escuelas y universidades. Pero les dijo que tuvieran cuidado de que el estudio no los dominara. El Internet es un lugar fabuloso para adquirir información. Debemos usarlo para hacer nuestras tareas y aprender. Pero es importante que no nos dejemos dominar por lo que está publicado allí. Sólo porque la información está en Internet no quiere decir que es verídica. Tienes que discernir.
No era difícil llegar a las escuelas de Corinto sin pasar enfrente de un establecimiento “cuestionable”. Cuando haces una búsqueda, seguramente algo inapropiado va a saltar. Tienes que ser sabio y pedirle fuerzas a Dios para vencer la tentación de curiosear y entrar a esos sitios que te harán daño.
Corinto era famosa porque tenía los mejores “Baños de Vapor”. Eran lugares dónde los hombres podían entrar y “pasar un rato saludable”. La realidad es que no eran saludables. Estos lugares eran prostíbulos disfrazados. La ventaja era la privacidad.
Una de las características del Internet es también la privacidad. Tu puedes estar sólo y visitar sitios inapropiados. Por eso te aconsejo que para evitar la tentación de ver material cuestionable, pídele a tus padres que no te pongan la computadora en el cuarto. La computadora debe estar en un lugar público. Donde haya tránsito y otros puedan ver cómo estás navegando. Eso evitará que caigas en la tentación de visitar sitios que sean dañinos. A menudo, a tu correo entrarán mensajes haciéndote invitaciones para visitar sus sitios. Otras veces te enviarán pornografía para atraer tu atención. Por eso la gran mayoría de proveedores de correo electrónico tienen filtros. Simplemente programa los filtros a tu mayor discreción. Al mismo tiempo, programa otros en tu mente y corazón. Pon un papelito en tu pantalla recordándote que has dispuesto no ensuciar tu mente con material que ofenda a Dios. Recuerda que si bajas pornografía a tu disco duro, es fácil borrarlo. Pero la tecla de “delete” de tu mente no funciona igual a la de tu computador. Lo que metas en tu mente se quedará allí.
En Corinto, había plazas donde la gente se reunía a hablar. Era alegrísimo. El bullicio, las conversaciones. . . ¡Los temas!. Bien sabía Pablo algo del Chat. Uno de tus pasatiempos preferidos en Internet probablemente es ese. Puedes entrar a un cuarto y participar o sólo observar de cualquier conversación y nadie se dará cuenta de lo que tu leíste o escribiste porque entras anónimo. Al ingresar a un Chat, mira a tu lado, Jesús está contigo. Él ve lo que dices y lo que lees. ¿Es honrosa la conversación? Tienes que cuidarte, la Biblia es clara en decir que por el ojo entra el pecado.
Recuerda que en el Chat tu puedes estar emocionada porque estás “hablando” con un apuesto chico de tu edad. Es deportista, tiene dinero, viaja por el mundo y además, te ha enviado una fotografía espectacular. De lo que te has olvidado es que por la misma naturaleza del Chat, es probable que ese “chico” sea un viejo panzón de 50 años, que no ha hecho deporte en 40 y nunca ha salido de su vecindario.
¡Vive en la realidad! Tu corazón es muy valioso para que lo expongas así. Si te encuentras luchando con conversaciones, o sitios de Internet que en tu corazón sabes que no están correctos, habla con Dios. Pídele su protección para tu mente y corazón.
Acuérdate de tu amigo el apóstol Pablo. Puedes hacer lo que quieras en Corinto. Tienes la libertad de visitar los lugares que se te antojen. Pero no todo te conviene. No te conviene porque a cambio de entrar a esos sitios, a cambio de tener esas conversaciones tienes que entregar tu mente y corazón. No vale la pena.